9
de diciembre de 1824.
La sangrienta lucha
que sostuvo en forma victoriosa el ejército libertador, al mando de Sucre,
sobre los realistas, el 9 de diciembre de 1824, en la pampa de la Quinua, es
uno de los hechos más trascendentales que generaron la Independencia Americana
y particularmente del Perú. El triunfo en la batalla de Ayacucho repercutió en
el mundo entero y llenó de júbilo y fervor a los pueblos sudamericanos que
estuvieron unidos en la lucha por la libertad, ya que hasta aquel entonces
dependían del poderío español.
El 9 de diciembre de
1824 se libró la Batalla de Ayacucho, fecha de gran significación en la
historia porque allí quedó sellada la Independencia del Perú y de América del
sur del dominio español.
Tres siglos de dominación
española concluyeron el 9 de diciembre de 1824, con el triunfo obtenido en la
batalla de Ayacucho. La corriente separatista del norte y del sur tuvieron su
convergencia en el mismo suelo donde se había asentado el esplendoroso Imperio
de los Incas. Consumada la conquista, el Perú adquirió categoría especial entre
los pueblos hispanoamericanos, pues era el más firme reducto de los porfiados
realistas.
EL
TRIUNFO DE JUNÍN AVIVÓ EL ÁNIMO.
La victoria de los
patriotas en Junín desconcertó al General Canterac, quien había confiado en el
éxito de la veterana caballería española. Sin embargo, este último triunfo del
ejercito libertador llenó de júbilo a Simón Bolívar, quien al término de la
cruenta lucha lanzó una paloma en el mismo campo de batalla: “¡peruanos! Bien
pronto visitaremos la cuna del imperio incaico y el templo del sol. El Cusco
tendrá, en el primer día de su libertad más placer y más gloria que bajo el
dorado reino de los Incas.
LOS
REALISTAS SE DISPERSARON.
Después de la
derrota en Junín, las fuerzas españolas empezaron a dispersarse poco a poco,
mientras que el ejército patriótico se reforzaba. El libertador Bolívar
recorrió desde Huancayo hasta Andahuaylas, midiendo situaciones para un último
enfrentamiento. En octubre de 1824, viajó a Lima y dejó a las tropas al mando
de Sucre.
En tanto Canterac,
jefe del ejército realista, inicio su retirada desesperadamente, buscando a la
vez al virrey, recorriendo desde Jauja hasta Ayacucho. Al llegar a Abancay,
había perdido más de dos mil soldados. Se sintieron casi vencidos. Pero, al
encontrarse con la Serna en el Cusco, se vieron fortalecidos.
BOLIVAR
PREPARA LA CAMPAÑA.
Conocedor de la
dirección del ejército realista, Bolívar concurrió hasta Abancay para dar
órdenes a sus montoneros y reforzar el cuartel general instalado en los
alrededores. Luego de impartir las últimas instrucciones para la campaña
libertadora, retornó a la costa para hacerse de provisiones, en caso necesario.
El 3 de diciembre,
cuando Sucre avanzaba por la quebrada de Corpahuaico, el ejército español atacó
de sorpresa a los patriotas, deshaciendo el batallón de la Mar. Sin embargo,
junto con el general Lara, resistieron a los invasores heroicamente.
DESCONCIERTAN
A LA SERNA.
El ejército patriota
dirigido por Sucre llegó a la pampa de la Quinua, el 6 de diciembre, y acampó.
El ejército enemigo ocupó entonces el cerro Condorcunca. Como el ejército en
relación al adversario era inferior en número, al general Córdova se le ocurrió
dar una serenata a La Serna para crear desconcierto entre los realistas.
FORMACIÓN
DE LOS EJÉRCITOS.
El ejército realista
al mando de José de la Serna, último virrey, estaba conformado por 9320
soldados, 11 piezas de artillería, y 2 escuadras de caballería con Valdez, 5
batallones de infantería con Monet y 5 batallones con Villalobos.
Los peruanos, a
orden del general Antonio de Sucre, con 5780 soldados y un solo cañón, estaban
dispuestos de la siguiente forma: la división La Mar hacia la izquierda, frente
a Valdez; la división Córdova hacia la derecha, frente a Villalobos; la
división Lara al centro; un poco a la retaguardia se encontraba la caballería a
órdenes de Miller.
SE
INICIA LA CRUENTA LUCHA.
El 9 de diciembre de
1824, a las 9 de la mañana, ambos ejércitos se encontraron nuevamente frente a
frente. Esta vez en otro campo de lucha. Antes de comenzar la batalla, Sucre
arengó a sus soldados en los términos siguientes: “soldados, de los esfuerzos
de hoy depende la suerte de la América del Sur; otro día de gloria coronará
vuestra admirable constancia”.
A las 10 de la
mañana rompieron los primeros fuegos. Lucharon denodadamente por ambas partes.
El ataque se inició por Valdez, sobre las tropas de La Mar, quien recibió el
apoyo de los montoneros de Carreño.
TOMAN
PRISIONERO A LA SERNA.
Córdova contribuyó
con decisión y arrojo. Para emprender el ataque arengó a su tropa: “¡Soldados!
Adelante, armas a discreción, paso de vencedores”, así arremetió con coraje,
desbandando al enemigo. Luego, subió a la cumbre y enarboló la bandera de
Colombia en señal de victoria.
Seguidamente, los
patriotas tomaron prisionero al Virrey La Serna. Este firmó la Capitulación,
reconociendo la Independencia del Perú y prometiendo abandonar nuestro
territorio en el más breve plazo.
CAPITULACIÓN
DE LOS REALISTAS.
Canterac trató de
continuar la lucha, pero los soldados se negaron. El general se vio obligado a
capitular. La batalla había terminado, era 1 de la tarde. La victoria de los
independientes era evidente. El ejército libertador perdió 300 hombres y 600
heridos, mientras que los realistas presentaron 1400 muertos y 700 heridos. Ese
mismo día se firmó la Capitulación entre Canterac y Antonio de Sucre.
En la Capitulación
se estableció 18 puntos, pero el más importante fue: “El territorio que
guarnecerá las tropas españolas en el Perú será entregado a las armas del
ejército libertador”. De esta manera el Perú fue liberado del dominio español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario