martes, 5 de mayo de 2015

San Luis de Alba


SAN LUIS DE ALBA, OTRO ATRACTIVO TURÍSTICO.

Los registros históricos dan cuenta que en 1657 Joseph Salcedo desaguó la laguna de “Laycaqota” (laguna embrujada) poniendo al descubierto yacimientos de plata, fundando el asiento minero de San Luis de Alba.
Según informaciones del propio conde de Lemos, habrían estado ubicadas cerca de la mina más de 2,000 viviendas, 4 templos y un hospital (De los Santos lugares de Jerusalén), ingenios y trapiches de mina. Además, hay registros de que las 2,000 viviendas eran fundamentalmente para mitayos (viviendas pequeñas de no más de 3x3 m2), que existía una calle principal, una plaza, callejones secundarios, negocios como bodegas o pulperías, 311 casas de españoles y “canchas” o corrales de reposo de animales.
En su informe a la reina Mariana de Austria (gobernó en representación de su hijo Carlos II Rey de España) el mismo conde de Lemos señala que el poblado fue derribado por su mandato. Pero, los ingenios o haciendas de moler metales, al estar ubicados contiguos a los ríos aledaños, no habrían sufrido la misma suerte.
También hay registros de cómo era el sistema de trabajo en las minas de la época y del proceso de obtención del mineral. Para la aplicación del método, de comparación física, se trabajará sobre el proceso de obtención del mineral, del que se tienen los siguientes datos históricos:
*    Se hacia por socavón, empleando cinceles y martillos; se emplean explosivos “barrenos”
*    La piedra con mineral se muele en batanes o quimbaletes;
*    Se hacía el proceso de amalgamación; y
*    La retorta se quemaba en hornos para extraer el mercurio.
Se puede concluir que según los registros, las minas de Laykakota se descubrieron al desaguar la laguna del mismo nombre.
Escrutado el terreno y comparado con la vista aérea del área, en la actualidad sigue el afluente de la laguna vertiendo agua, pero ya no tiene el crestón que la retenía y desagua a la pampa, que en la actualidad está ocupada por el relleno municipal y que presenta un terreno fangoso.
Otros puntos de referencia son el cerro Cancharani, el cerro Negro Peque y el cerro de Pompería.
Es posible rescatar aún tanto el espacio físico como algunas de las evidencias arquitectónicas como:
*    El muro que ha desafiado cuatro siglos; maravillosa tecnología de los mitayos, con más de 5 m. de altura y 1 m. de ancho, sin argamasa; bocas de salida de los hornos y otras construcciones existentes.
*    La tecnología colonial, los trapiches o haciendas de moler metales.
Con todo lo expuesto y con más información de archivo, se debería elaborar un guion museográfico que pondría en valor el sitio y mostraría a las futuras generaciones parte de nuestra historia.
Por estas y muchas otras razones, deben ser protegidas estas construcciones que eran parte del asiento de San Luis de Alba, para muchos “el antiguo Puno”, y se debe poner en valor para que los escolares tenga conocimiento de su existencia.

¡Visite un fin de semana estos bellos parajes!

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