SAN LUIS DE ALBA, OTRO ATRACTIVO
TURÍSTICO.
Los
registros históricos dan cuenta que en 1657 Joseph Salcedo desaguó la laguna de
“Laycaqota” (laguna embrujada) poniendo al descubierto yacimientos de plata,
fundando el asiento minero de San Luis de Alba.
Según
informaciones del propio conde de Lemos, habrían estado ubicadas cerca de la
mina más de 2,000 viviendas, 4 templos y un hospital (De los Santos lugares de
Jerusalén), ingenios y trapiches de mina. Además, hay registros de que las
2,000 viviendas eran fundamentalmente para mitayos (viviendas pequeñas de no
más de 3x3 m2), que existía una calle principal, una plaza,
callejones secundarios, negocios como bodegas o pulperías, 311 casas de
españoles y “canchas” o corrales de reposo de animales.
En
su informe a la reina Mariana de Austria (gobernó en representación de su hijo
Carlos II Rey de España) el mismo conde de Lemos señala que el poblado fue
derribado por su mandato. Pero, los ingenios o haciendas de moler metales, al
estar ubicados contiguos a los ríos aledaños, no habrían sufrido la misma
suerte.
También
hay registros de cómo era el sistema de trabajo en las minas de la época y del
proceso de obtención del mineral. Para la aplicación del método, de comparación
física, se trabajará sobre el proceso de obtención del mineral, del que se
tienen los siguientes datos históricos:
Se hacia por socavón, empleando
cinceles y martillos; se emplean explosivos “barrenos”
La piedra con mineral se muele en
batanes o quimbaletes;
Se hacía el proceso de amalgamación;
y
La retorta se quemaba en hornos para
extraer el mercurio.
Se
puede concluir que según los registros, las minas de Laykakota se descubrieron
al desaguar la laguna del mismo nombre.
Escrutado
el terreno y comparado con la vista aérea del área, en la actualidad sigue el
afluente de la laguna vertiendo agua, pero ya no tiene el crestón que la
retenía y desagua a la pampa, que en la actualidad está ocupada por el relleno
municipal y que presenta un terreno fangoso.
Otros
puntos de referencia son el cerro Cancharani, el cerro Negro Peque y el cerro
de Pompería.
Es
posible rescatar aún tanto el espacio físico como algunas de las evidencias
arquitectónicas como:
El muro que ha desafiado cuatro
siglos; maravillosa tecnología de los mitayos, con más de 5 m. de altura y 1 m.
de ancho, sin argamasa; bocas de salida de los hornos y otras construcciones
existentes.
La tecnología colonial, los trapiches
o haciendas de moler metales.
Con
todo lo expuesto y con más información de archivo, se debería elaborar un guion
museográfico que pondría en valor el sitio y mostraría a las futuras
generaciones parte de nuestra historia.
Por
estas y muchas otras razones, deben ser protegidas estas construcciones que
eran parte del asiento de San Luis de Alba, para muchos “el antiguo Puno”, y se
debe poner en valor para que los escolares tenga conocimiento de su existencia.
¡Visite
un fin de semana estos bellos parajes!
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