sábado, 23 de abril de 2016

ESTADIOS EVOLUTIVOS DEL RAZONAMIENTO MORAL.


1.   Esquemas universales de razonamiento.
No justificamos todas nuestras decisiones del mismo modo, ni uno mismo – a lo largo de su vida – argumenta con razones idénticas sobre las razones que tiene para hacer lo que hace: nuestra conciencia moral sigue un proceso de crecimiento o de madurez a lo largo de la vida. Una de las funciones de la conciencia moral es la formula juicios sobre lo justo o injusto de las cosas. Lawrence Kohlberg, psicólogo contemporáneo que trabajó en la línea de Jean Piaget, ha estudiado el desarrollo de la conciencia partiendo del análisis de los juicios morales, especialmente a partir de los razonamientos que todos formulamos ante dilemas morales. Kohlberg llega a la conclusión de que si bien las normas morales o los valores de una cultura pueden ser diferentes de los de otra, los razonamientos que los fundamentan siguen estructuras similares. Todas las personas seguimos – defiende – unos esquemas universales de razonamiento y evolucionamos de esquemas más infantiles y egocéntricos a esquemas más complejos donde se tiene en cuenta a los demás y a los principios morales – como la búsqueda de justicia por ejemplo – que deben regir la vida social.
2.   Niveles y estadios.
Kohlberg considera que el desarrollo moral de una persona pasa por tres grandes niveles como el Preconvencional, el Convencional y el Postconvencional, cada uno de ellos contiene dos estadios o etapas.
En total, seis estadios de madurez creciente y con razonamientos morales diferentes.
2.1.  Nivel Preconvencional.
El Nivel Preconvencional es un nivel en el cual las normas son una realidad externa, algo creado por otros que no se puede cambiar. Lo que hace a las cosas justas o injustas son las consecuencias externas (premios o castigos) o el poder de quienes las establecen.
No se ha entendido, aún, que las normas sociales son acuerdos o convenciones elaborados para garantizar el buen funcionamiento de la sociedad. Este nivel integra a los dos siguientes estadios.
C  Estadio 1. Obediencia y miedo al castigo.
El estadio en el cual se respetan las normas por obediencia y por miedo al castigo. No hay autonomía sino heteronomía: agentes externos determinan qué hay que hacer y qué no. Es el estadio propio de la infancia, pero hay adultos que siguen toda su vida en este estadio, por ejemplo, el delincuente al que solo el miedo lo frena o que considera que algo está mal solamente porque tiene pena de cárcel.
C  Estadio 2. Favorecer los propios intereses.
El estadio en el cual se asumen las normas solo si favorecen los propios intereses. El individuo tiene por objetivo hacer aquello que satisface sus intereses, considerando correcto que los otros también persigan los suyos. Las normas son como las reglas de los juegos: se cumplen porque me benefician. Se entiende que si uno no las cumple, no le dejarán jugar. Es un estadio propio del niño y de las personas adultas que afirman: “te respeto si me respetas”, “haz lo que quieras mientras no me molestes”. Por ejemplo, un ladrón que considera correcto haber robado un auto porque lo necesitaba para viajar a visitar a su mamá.
2.2.  Nivel Convencional.
En este nivel, las personas viven identificadas con el grupo; se quiere responder favorablemente a las expectativas que los otros tienen de uno. Se identifica como bueno o malo aquello que la sociedad plantea, es decir, los juicios sobre lo correcto e incorrecto se dan en función de las normas sociales. Este nivel integra el estadio 3 y el estadio 4.
@  Estadio 3. Expectativas interpersonales.
En este estadio las expectativas de los que nos rodean ocupan el puesto del miedo al castigo y de los propios intereses. Nos mueve el deseo de agradar, de ser aceptados y queridos. Hacer lo correcto significa cumplir las expectativas de las personas próximas a uno mismo. Es un estadio que se da en la adolescencia, pero son muchos los adultos que se quedan en él; son personas que se dejan llevar por lo que dicen los otros o lo que plantea la sociedad (los valores del grupo, las modas, lo que dicen los medios de comunicación), sin cuestionarse desde una perspectiva mayor si eso es correcto o no.
@  Estadio 4. Normas sociales establecidas.
Es el estadio en el cual el individuo es leal con las instituciones sociales vigentes; para él, hacer lo correcto es cumplir las leyes y las normas socialmente establecidas para proporcionar un bien común. Aquí comienza la autonomía moral: se cumplen las normas por responsabilidad. Se tiene conciencia de los intereses generales de la sociedad y estos despiertan un compromiso personal. Constituye la edad adulta de la moral y se suele llegar bien superada la adolescencia. Kohlberg considera que este es el estadio en el cual se encuentra la mayoría de la gente.
2.3.  Nivel Postconvencional.
Es el nivel de comprensión y aceptación de los principios morales generales que inspiran las normas: los principios racionalmente escogidos pesan más que las normas. Lo componen el estadio 5 y el estadio 6.
Ø Estadio 5. Derechos prioritarios y contrato social.
Es el estadio de la apertura al mundo. Se reconoce que, además de la propia familia, grupo y país, todos los seres humanos tienen el derecho a la vida y a la libertad, derechos que están por encima de todas las instituciones sociales o convenciones. La apertura al mundo lleva, en segundo lugar, a reconocer la relatividad de normas y valores, pero se asume que las leyes legítimas son solo aquellas obtenidas por consenso o contrato social. Ahora bien, si una norma va contra la vida o la libertad, se impone la obligación moral de no aceptarla y de enfrentarse a ella. Por ejemplo, aun cuando la esclavitud era legal durante muchos años, las personas en este estadio logran darse cuenta que ser legal no la hacía justa ni buena.
Ø Estadio 6. Principios éticos universales.
Se toma conciencia de que hay principios éticos universales que se han de seguir y tienen prioridad sobre las obligaciones legales e institucionales convencionales. Se obra con arreglo a estos principios porque, como ser racional, se ha aceptado la validez y se siente comprometido a seguirlos. En este estadio impera la regla de oro de la moralidad: “hacer al otro lo que quiero para mi”. Y se tiene el coraje de enfrentarse a las leyes que atentan a los principios éticos universales como el de la dignidad humana o el de la igualdad. Es el estadio moral supremo de personajes como Gandhi, Martin Luther King.