martes, 9 de diciembre de 2014

BATALLA DE AYACUCHO

9 de diciembre de 1824.
La sangrienta lucha que sostuvo en forma victoriosa el ejército libertador, al mando de Sucre, sobre los realistas, el 9 de diciembre de 1824, en la pampa de la Quinua, es uno de los hechos más trascendentales que generaron la Independencia Americana y particularmente del Perú. El triunfo en la batalla de Ayacucho repercutió en el mundo entero y llenó de júbilo y fervor a los pueblos sudamericanos que estuvieron unidos en la lucha por la libertad, ya que hasta aquel entonces dependían del poderío español.
El 9 de diciembre de 1824 se libró la Batalla de Ayacucho, fecha de gran significación en la historia porque allí quedó sellada la Independencia del Perú y de América del sur del dominio español.
Tres siglos de dominación española concluyeron el 9 de diciembre de 1824, con el triunfo obtenido en la batalla de Ayacucho. La corriente separatista del norte y del sur tuvieron su convergencia en el mismo suelo donde se había asentado el esplendoroso Imperio de los Incas. Consumada la conquista, el Perú adquirió categoría especial entre los pueblos hispanoamericanos, pues era el más firme reducto de los porfiados realistas.
EL TRIUNFO DE JUNÍN AVIVÓ EL ÁNIMO.
La victoria de los patriotas en Junín desconcertó al General Canterac, quien había confiado en el éxito de la veterana caballería española. Sin embargo, este último triunfo del ejercito libertador llenó de júbilo a Simón Bolívar, quien al término de la cruenta lucha lanzó una paloma en el mismo campo de batalla: “¡peruanos! Bien pronto visitaremos la cuna del imperio incaico y el templo del sol. El Cusco tendrá, en el primer día de su libertad más placer y más gloria que bajo el dorado reino de los Incas.
LOS REALISTAS SE DISPERSARON.
Después de la derrota en Junín, las fuerzas españolas empezaron a dispersarse poco a poco, mientras que el ejército patriótico se reforzaba. El libertador Bolívar recorrió desde Huancayo hasta Andahuaylas, midiendo situaciones para un último enfrentamiento. En octubre de 1824, viajó a Lima y dejó a las tropas al mando de Sucre.
En tanto Canterac, jefe del ejército realista, inicio su retirada desesperadamente, buscando a la vez al virrey, recorriendo desde Jauja hasta Ayacucho. Al llegar a Abancay, había perdido más de dos mil soldados. Se sintieron casi vencidos. Pero, al encontrarse con la Serna en el Cusco, se vieron fortalecidos.
BOLIVAR PREPARA LA CAMPAÑA.
Conocedor de la dirección del ejército realista, Bolívar concurrió hasta Abancay para dar órdenes a sus montoneros y reforzar el cuartel general instalado en los alrededores. Luego de impartir las últimas instrucciones para la campaña libertadora, retornó a la costa para hacerse de provisiones, en caso necesario.
El 3 de diciembre, cuando Sucre avanzaba por la quebrada de Corpahuaico, el ejército español atacó de sorpresa a los patriotas, deshaciendo el batallón de la Mar. Sin embargo, junto con el general Lara, resistieron a los invasores heroicamente.
DESCONCIERTAN A LA SERNA.
El ejército patriota dirigido por Sucre llegó a la pampa de la Quinua, el 6 de diciembre, y acampó. El ejército enemigo ocupó entonces el cerro Condorcunca. Como el ejército en relación al adversario era inferior en número, al general Córdova se le ocurrió dar una serenata a La Serna para crear desconcierto entre los realistas.
FORMACIÓN DE LOS EJÉRCITOS.
El ejército realista al mando de José de la Serna, último virrey, estaba conformado por 9320 soldados, 11 piezas de artillería, y 2 escuadras de caballería con Valdez, 5 batallones de infantería con Monet y 5 batallones con Villalobos.
Los peruanos, a orden del general Antonio de Sucre, con 5780 soldados y un solo cañón, estaban dispuestos de la siguiente forma: la división La Mar hacia la izquierda, frente a Valdez; la división Córdova hacia la derecha, frente a Villalobos; la división Lara al centro; un poco a la retaguardia se encontraba la caballería a órdenes de Miller.
SE INICIA LA CRUENTA LUCHA.
El 9 de diciembre de 1824, a las 9 de la mañana, ambos ejércitos se encontraron nuevamente frente a frente. Esta vez en otro campo de lucha. Antes de comenzar la batalla, Sucre arengó a sus soldados en los términos siguientes: “soldados, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de la América del Sur; otro día de gloria coronará vuestra admirable constancia”.
A las 10 de la mañana rompieron los primeros fuegos. Lucharon denodadamente por ambas partes. El ataque se inició por Valdez, sobre las tropas de La Mar, quien recibió el apoyo de los montoneros de Carreño.
TOMAN PRISIONERO A LA SERNA.
Córdova contribuyó con decisión y arrojo. Para emprender el ataque arengó a su tropa: “¡Soldados! Adelante, armas a discreción, paso de vencedores”, así arremetió con coraje, desbandando al enemigo. Luego, subió a la cumbre y enarboló la bandera de Colombia en señal de victoria.
Seguidamente, los patriotas tomaron prisionero al Virrey La Serna. Este firmó la Capitulación, reconociendo la Independencia del Perú y prometiendo abandonar nuestro territorio en el más breve plazo.
CAPITULACIÓN DE LOS REALISTAS.
Canterac trató de continuar la lucha, pero los soldados se negaron. El general se vio obligado a capitular. La batalla había terminado, era 1 de la tarde. La victoria de los independientes era evidente. El ejército libertador perdió 300 hombres y 600 heridos, mientras que los realistas presentaron 1400 muertos y 700 heridos. Ese mismo día se firmó la Capitulación entre Canterac y Antonio de Sucre.

En la Capitulación se estableció 18 puntos, pero el más importante fue: “El territorio que guarnecerá las tropas españolas en el Perú será entregado a las armas del ejército libertador”. De esta manera el Perú fue liberado del dominio español.